En las finales, el factor suerte debe estar aislado y para eso el equipo capitalino debe planear y ejecutar un plan de trabajo que tenga en cuenta las siguientes claves:
- Condición física: El DIM es un equipo con varios juveniles y canteranos, por demás tiene un pulmón con más aire. Para Millonarios es importante insistir en la tenencia del balón y buscar el desgaste físico y mental del Poderoso. En segunda instancia, la dinámica de Millos en el paso de la fase defensiva a la ofensiva tiene que cobrar un vértigo importante; de otra forma, el DIM tendrá un fácil regreso a marca y se acomodará fácil en su propio terreno.
- Táctica del rival: Los equipos de El Bolillo son equipos que buscan presionar y cortar los circuitos de juego de su oponente junto con una alta tenencia del balón. Sin embargo, en este caso su equipo no posee los jugadores tácticos que permitan tener la bola al pie; entretanto, ha optado por construir un equipo de pocos toques y que hiere en sus pocas incursiones al área del contrario. Aquí es donde Millos debe necesariamente buscar una posesión dinámica del balón, con mayor rapidez y desmarcación. Si el equipo de Torres no logra articular estos elementos, estaremos abocados a repetir el episodio frente a Tigre, sólo que frente a un equipo que tiene el poder de lastimar con contundencia.
- Errores propios:
- Desatención: Ojo a las pelotas quietas, cometer faltas en inmediaciones del área y malas entregas en la salida. Hechos repetidos como estos han costado puntos significativos al equipo.
- Ansiedad: Evítese porque ocasiona que los delanteros jueguen pegados, laterales sin salida y ausencia de disparos de media distancia.